Un proyecto clásico no tiene por qué ser aburrido y este piso situado en la zona Este de Málaga lo demuestra. A veces basta con incorporar un poco de color para dar personalidad a un espacio.
Lo original, lo diferente, incluso lo excéntrico en la decoración, llama la atención y habla de la personalidad de los dueños de la casa. Pero a la hora de la verdad los detalles excesivamente llamativos nos cansan y se vuelven anticuados muy rápido.
Esto lo tenía claro la propietaria de esta pequeña vivienda en la zona Este de Málaga que reformamos por completo hace 2 años, por este motivo se ha decidido por un estilo clásico.
Sin embargo nuestra cliente no quería otra casa más en tonos beige o pastel. Nos ha pedido que incorporemos elementos en colores vivos.
Nos hemos decantado por pequeñas piezas decorativas que reflejen el amor por los viajes de la dueña. Al ser pequeñas, centran la atención sin saturar, no cansan y, en caso de necesidad, se pueden reemplazar con facilidad por algo nuevo.
La ventaja adicional es que sirven también de tema de conversación para los invitados. Cada pieza decorativa es un elemento orgánico dentro del estilo de esta joven, no sólo un objeto sin ninguna relación con su vida.
Muchos de nuestros clientes nos piden que utilicemos en la decoración piezas heredadas, recuerdos de familia o alguna pieza única comprada en un anticuario. Es también el caso de este proyecto. En el salón aprovechamos un escritorio antiguo en perfecto estado que funciona como un pequeño rincón de trabajo. Otra pieza antigua es una mesa auxiliar que forramos con tela con un estampado acorde al estilo general del proyecto.
La mezcla de elementos clásicos y modernos, de piezas con historia y nuevas, de muebles de diseño tradicional y telas étnicas ha tenido como resultado una vivienda alegre y confortable, un fiel reflejo de la personalidad de su dueña.